No nos cansaremos de repetirlo: la falta de información adecuada, proporcionada por las constantes mediciones del desempeño y los distintos controles de gestión establecidos, se traducen en ineficiencias en la actividad que provocan siempre lo mismo: pérdidas de dinero. Y lo peor de todo es que son, en su mayoría, evitables.

Os cuento esto por lo que nos ha pasado esta semana con un cliente. Nos encargó que le estudiásemos las condiciones de todas sus relaciones bancarias para la operativa diaria: tarjetas, pólizas y cartas de crédito. ¿Por qué? Porque desde que se solicitaron y concedieron no se les ha vuelto a prestar atención, más allá de cuánto queda por disponer, y, en consecuencia, nuestro cliente no tenía ni idea de lo que le cuesta cada una.

Después de diseñar una hoja Excel que, introduciendo las condiciones de contratación y de utilización, nos proporciona el T.A.E. de cada contrato, la comparativa entre los instrumentos de financiación del mismo tipo ha arrojado una diferencia considerable entre ellos, en algunos casos de hasta 3 y 4 puntos porcentuales. Y, teniendo en cuenta que los que resultan más baratos no están aprovechados en su totalidad, el resultado del estudio es claro: se está incurriendo en costes de oportunidad, ya que se está utilizando dinero prestado a un coste que podría ser más reducido. Estamos hablando de 31.000 euros al año que se están pagando de intereses y que podrían ahorrarse. No sé si para vosotros 31.000 euros es mucho o poco pero, siendo como es un despilfarro, nuestra obligación como gestores profesionales es eliminarlo y buscar siempre lo mejor para nuestra empresa.

Desde aquí felicito a nuestro cliente por tener la inquietud permanente de mejorar, lo que le ha reportado información muy valiosa para tomar la decisión correcta. Y animo a aquellos que comparten esa misma inquietud a que no la dejen sólo en una intención, y actúen, porque cada día que pasa sin medir, controlar y mejorar significa dinero perdido.